sábado, 19 de enero de 2008

LA RESPIRACIÓN ESPIRITUAL

El otro día miraba un video de un campamento en Córdoba del que justamente se cumplían 13 años. Fue un hermoso retiro de unos diez días organizado por una entidad internacional e interdenominacional llamada “Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo”, cuyas metas fundamentales son llevar el Evangelio al ambiente universitario y al ámbito de las profesiones liberales.
En dicha organización aprendí unos conceptos espirituales que luego pude aplicar en mi vida y enseñarlos en mi comunidad. Creo trascendente hablar de lo que se llama “respiración espiritual”. Todos sabemos de la necesidad vital de la respiración física. Justamente la muerte se manifiesta cuando el ser ha dejado de respirar y ese es el primer signo externo de dicho trágico acontecimiento, incluso antes de tomársele el pulso a la persona. En lo espiritual ocurre lo mismo. Sin respiración espiritual morimos.

Cuando aceptamos a Cristo como Señor y Salvador de nuestras vidas, Dios nos concede por gracia ese regalo hermoso de la Salvación. Allí comienza nuestro primer amor y nuestro caminar con Cristo. Es un camino nuevo, de santidad. Cristo está en el trono de nuestras vidas, pero el “yo” sigue vivo e intentará volver a ocupar ese lugar.Al seguir a Jesús ya no pecamos deliberadamente, ya no practicamos el pecado. Pero: pecamos!!! Vamos en camino de una perfección que se cumplirá recién completamente en presencia de Dios. Como dice San Pablo muchas veces no hacemos el bien que queremos sino el mal que no queremos (Romanos 7:19). Cuando pecamos nos apartamos de Dios. Pero el mensaje de esperanza es éste: “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él”. Lo hemos recibido por fe, asimismo debemos andar por fe.
Si pecamos nos volvemos carnales. Pero el secreto es no sumar una gran “mochila” de pecados sino confesar y arrepentirnos inmediatamente. Aquí entra a jugar esa hermosa ilustración de la “respiración espiritual”. Sabemos que “si confesamos nuestros pecados él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”(1 Juan 1:9). Al confesar nuestros pecados a Dios mediante la oración exhalamos, sacamos fuera la impureza del pecado. Si lo hacemos honestamente por fe sabemos que nos limpia y renueva interiormente. Ahora falta otro paso: inhalar, pedir nuevamente la llenura del Espíritu Santo. Dice el apóstol Pablo:”No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;antes bien sed llenos del Espíritu Santo” (Efesios 5:18). Si pedimos algo de acuerdo a su voluntad dice la Palabra que él nos oye y vaya si pedimos ser llenos del Espíritu del Dios viviente!!!! Podemos tener la seguridad que nos concederá nuevamente esa llenura, ya que con el pecado habíamos entristecido al Espíritu.
Así respirando espiritualmente podemos caminar en santidad hasta que lleguemos a la misma presencia de Nuestro Padre, por los méritos de Jesucristo. Paz y bien

1 comentario:

Andrés Zuluaga Peláez (CO) dijo...

Muchas gracias es lo que estaba buscando, y lo describes muy bien con los pasajes.